El diagnóstico de la lepra se basa en la observación de las erupciones cutáneas características esta enfermedad: manchas blanquecinas de bordes difusos o bien definidos (según los casos) y carentes de sensibilidad al tacto, al dolor, al frío y al calor. Tomar una muestra de la piel afectada (biopsia) para analizarla con el microscopio permite confirmar el diagnóstico y establecer el tipo de lepra.Otro signo que puede indicar la existencia de la enfermedad es presentar áreas corporales entumecidas o faltas de sensibilidad, o problemas motores en manos o pies.
Ante cualquier sospecha de lepra es necesario realizar al paciente un examen físico completo que abarque la piel, el sistema nervioso periférico, los ojos, la nariz y la cavidad oral, además de los pies y los testículos.